Hace diez mil años vivía gente en las inmediaciones de lo que es hoy el Estrecho de Magallanes (y que entonces era un gran valle glacial, por cuyo frente podía cruzarse caminando sobre el hielo a lo que es hoy la isla de Tierra del Fuego). En esta planicie sin árboles la única opción para alimentarse era la caza de guanacos y algunos animales hoy extintos, como el caballo americano y quizás el milodón. Estos hombres usaban para la caza unas puntas de flecha muy refinadas que se conocen, debido a su forma, con el nombre de “cola de pescado”.
La lluvia y la tupida vegetación de esta zona han hecho que la mayoría de los restos más antiguos se hayan podrido o no hayan sido aún descubiertos. Por ahora, sabemos de la presencia de seres humanos hace doce mil años a través de un solo sitio: Monte Verde, ubicado cerca de Puerto Montt. Allí se conservaron excepcionalmente evidencias arqueológicas que permiten decir que estos grupos humanos cazaban animales como el Paleolama (un ancestro del guanaco) y probablemente carroñeaban de otros (ej. mastodontes). Pero sobre todo comían alimentos vegetales tales como la papa silvestre, la nalca y diversos hongos, teniendo además una sofisticada tecnología de la madera y conocimiento del bosque y sus recursos
En San Vicente de Tagua Tagua, en el valle central de Chile, cerca de la ciudad de Rancagua, se han encontrado restos arqueológicos de antiguos cazadores.
En la playa de una antigua laguna se encontraron restos de hace once mil años donde los cazadores acecharon y mataron mastodontes, caballos americanos y ciervos que se encontraban bebiendo agua, entrampándolos en el borde pantanoso. Los cazadores utilizaron grandes bloques de piedras que arrojaron a los animales y lanzas armadas con puntas de cuarzo finamente talladas. Una vez muertos los animales, fueron faenados en el mismo lugar, extrayéndoseles la carne, la grasa y algunos huesos, para lo cual utilizaron cuchillos y otras herramientas de piedra.
En la costa de Arica, en el norte de Chile, se han encontrado restos de ocupación humana de hace nueve mil años de antigüedad. Estos pobladores eran recolectores de vegetales y frutos y cazadores de animales, que quizás pasaban parte del año en los valles altos de la cordillera. También había grupos que vivían permanentemente en la costa, los que a partir de hace unos ocho mil años comienzan a momificar a sus muertos de una manera muy compleja y sofisticada. A estos grupos costeros se les ha llamado Tradición Chinchorro.
Hace doce mil años se derritieron los hielos de la última glaciación, y entonces el nivel del mar subió y sumergió los campamentos humanos que posiblemente existían a lo largo de la costa. Sin embargo, en algunos pocos lugares de la costa sur andina se encuentran testimonios de la vida de antiguos pescadores de hace más de diez mil años. En Quebrada Tacahuay, por ejemplo, acampó un grupo pequeño de personas que cazaban cormoranes y otras aves marinas y usaban redes para pescar desde la orilla. En algunas estaciones del año estos grupos subían por las quebradas hacia la sierra, donde se abastecían de obsidiana, una piedra que les servía para hacer sus puntas de flechas.
En esta zona algunos grupos humanos pudieron dedicarse principalmente a la caza, mientras que otros deben haber tenido una alimentación más variada, incluyendo la recolección de frutas y semillas. Hace aproximadamente nueve mil años atrás, estos grupos dejaron de moverse continuamente tras los animales y se quedaron en las desembocaduras de los ríos, donde formaron campamento estables. Esto les permitió experimentar con cultivos, desarrollar el conocimiento de las plantas y comenzar su domesticación, como ocurrió con la mandioca, un tubérculo parecido a la papa.
Hace unos once mil años, en las praderas del corazón de Norteamérica vivían grupos que cazaban mamuts y otros animales terrestres con lanzas. Estas lanzas tenían grandes puntas de piedra, que los arqueólogos llaman Clovis. Eran grupos pequeños, probablemente formados por una o dos familias que se movían continuamente, siguiendo a los animales que les servían de sustento (eran nómades).
Hace unos once mil años, en el oeste de Norteamérica vivían grupos humanos que habían llegado desde Asia por el estrecho de Bering, y que pudieron avanzar al sur cuando se derritieron los grandes hielos. El oeste era una zona semi desértica y los grandes animales eran escasos. Con puntas de lanza cazaban animales modernos, por ejemplo ciervos. Además pescaban y cazaban aves acuáticas en los pantanos que había alrededor de grandes lagos, y daban importancia en su comida a los recursos vegetales que recolectaban (frutos, semillas).
Hace más de catorce mil años grupos de cazadores pisaron por primera vez el extremo noroeste del continente americano (Alaska). En esa época América y Asia estaban unidas, pues con las glaciaciones había bajado el nivel de las aguas y había un puente de tierra que unía los dos continentes (el estrecho de Bering). Algunos de estos primeros americanos debieron venir a pie y dedicarse sobre todo a la caza de mamuts y otros animales terrestres. Pero otros hombres tal vez llegaron a América en botes por la costa y se dedicaron a la caza de mamíferos y aves marinas. Todavía no sabemos exactamente cuando pasó esto, ni quienes llegaron primero.