El floreo o enfloramiento es la fiesta de la fertilidad del ganado y se relaciona a la pachamama, la madre tierra. Se realiza en los meses de enero y febrero, antes de la celebración del carnaval. Esta es la época de las lluvias, de la abundancia de los pastos y el nacimiento de los camélidos. Una familia que es dueña de un rebaño de llamas decide que es momento de “hacer un cariño” a los animales, celebrarlos para que se multipliquen. Esto sucede más o menos cada tres o cuatro años.
La familia invita a la comunidad a participar y se juntan los animales en el corral. Allí se hacen invocaciones a la madre tierra, a los cerros, a la lluvia y a los antepasados. Los hombres comienzan a agarrar a los animales de las orejas y las mujeres les ponen “flores”, que son lanas de colores, en las orejas y lomo. Con ello se agradece el bienestar otorgado por los animales y se ruega para que se reproduzcan bien. Al mismo tiempo se pide perdón a la tierra por las faltas que pudieron haberse cometido en su contra y se pide por lluvia para que crezcan los pastos. Después, cuando los animales anden por el campo, las florcitas se enredarán en los matorrales y serán consideradas ofrendas a la madre tierra.
Mientras se está floreando se cantan cantos acompañados con bandurria, una especie de guitarra pequeña de diez cuerdas. Los cantos están referidos a los distintos animales que se están celebrando: llamas hembras o machos, llamas principales, etc. El ritual suele durar dos días, en que, además del trabajo en el corral, se comparten alimentos y bebidas, y se canta y se danza siguiendo un orden establecido de cantos.