Los azteca hacían muchas ceremonias religiosas, algunas duraban dos, diez, o veinte días. Todos los meses celebraban con danzas, música, cantos, comidas y vestimentas especiales. La ceremonia del Joven del dios Tezcatlipoca se realizaba durante el quinto mes, llamado Tóxcatl.
Entre los jóvenes tomados prisioneros en las guerras se escogía al más bello y durante un año se le daba una educación especial, se le trataba como príncipe, todos lo respetaban y admiraban. Paseaba por las calles tocando sus flautas de cerámica, vestido con hermosos trajes y acompañado de sirvientes. Veinte días antes de la fiesta, se le casaba con cuatro doncellas. Cinco días antes de la celebración, él y la corte hacían solemnes banquetes, danzas y fiestas. Cuando llegaba el día, el Joven era llevado a un templo, y comenzaba a subir los peldaños de la gran escalera. En el primer peldaño rompía una de sus flautas, seguía subiendo y en el segundo peldaño rompía otra flauta, y así en cada peldaño que subía rompía una flauta, hasta llegar a la cima del templo. Allí arriba, un sacerdote le arrancaba el corazón e invocaba a Tezcatlipoca, el gran dios. Los aztecas creían que con este sacrificio asegurarían las lluvias y el bienestar del pueblo.