Museo Chileno de Arte Precolombino

Los Precolombinos

Origen de las plantas

 

Origen de las plantas

Leyenda del pueblo Shuar (Ecuador)
Hace mucho tiempo atrás la selva no existía. Solamente había una llanura con pocas hierbas. Una de éstas era el unkuch, el único alimento de los shuaras. Pero un día la hierba se acabó y los shuaras comenzaron a desaparecer lentamente.
Una mujer llamada Nuse buscó la hierba perdida entre los sitios más ocultos y tenebrosos, pero todo fue inútil. Sin desanimarse, volvió donde sus hijos y reinició la búsqueda con ellos. Siguiendo el curso del río caminaron muchos días pero a medida que transcurría el tiempo, el hambre y el calor agobiante de esas tierras terminó por aplastarlos. De pronto en el río aparecieron pequeñas rodajas de un alimento desconocido: la yuca. Al verlas, Nuse se lanzó hacia el río y las tomó. Apenas probó ese alimento sabroso y dulce sintió que su ánimo renacía y enseguida corrió a alimentar a sus hijos. Entonces se dio cuenta que alguien la observaba desde el viento. Inquieta, hundió sus ojos por todos los rincones, pero sólo vio la soledad del desierto, hasta que apareció una bella mujer.
Nuse, asustada, le preguntó:
-¿Quién es usted, señora?
-Yo soy Nunkui, la dueña de la vegetación. Sé que tu pueblo vive en una tierra desnuda y triste, en donde apenas crece el unkuch.
-El unkuch ya no existe, ¿sabe donde podemos encontrarlo? No tenemos alimento –replicó Nuse.
-No te preocupes, has demostrado ser muy valiente, y por ello te daré toda clase de alimentos.
Inmediatamente aparecieron plantas olorosas. Nunkui dijo:
-A tu pueblo, que hoy lucha contra la muerte, le obsequiaré una niña prodigiosa que tiene la virtud de crear el unkuch, la yuca que has comido, el plátano y otras plantas.
-¡Gracias Nunkui, gracias!
Nunkui desapareció, y en su lugar apareció la niña prometida.
Nuse, aún asombrada por lo que había visto, emprendió junto a la niña el viaje hacia su pueblo. Cuando llegaron, la vegetación crecía majestuosa, el lugar estaba lleno de plantas y frutas de los más variados colores y sabores. Desde ese día la vida de los shuaras cambió por completo, nunca más les faltó alimento.