Para el pueblo mapuche, los dioses y espíritus son buenos y malos, dependiendo de la situación. Por ejemplo, Ngenechen que es el dios principal, puede ayudar a los mapuche en sus cosechas, su salud, su bienestar en general, pero si éstos no lo tratan con respeto, entonces los puede castigar. Además de Ngenechen, existen muchos espíritus que intervienen en la vida de los mapuche. Hay espíritus poderosos, como los de los antepasados y los de la naturaleza, entre los que está Pillán, quien habita en los volcanes. También hay espíritus que poseen fuerzas malignas, llamados wekufe, que son los responsables de las desgracias, las enfermedades y la muerte.
El universo mapuche se organiza en pares opuestos pero complementarios, es decir, que aunque se oponen, también se necesitan, como la derecha con la izquierda. La derecha se asocia con la vida, con el Este y con los antepasados, mientras que la izquierda se relaciona con la muerte, el Oeste, los brujos y los winka, que son los extranjeros.