Los chamanes eran personas sabias que conocían la historia del pueblo, las tradiciones y las creencias, podían adivinar el futuro, eran doctores, poetas, cantores. Conocían el comportamiento y propiedades de plantas y animales, y tenían una gran influencia en los lugares en que vivían. Eran personas capaces de entrar a un estado de trance y comunicarse con el mundo de los espíritus, para pedirles consejo y sanar a los enfermos. Este estado de éxtasis era logrado con danzas, cantos y músicas repetitivas y/o tomando plantas psicotrópicas. En sus viajes mágicos eran capaces de transformarse en animales o adquirir sus poderes: la velocidad y fiereza del jaguar, o la visión del águila.
Entre los mapuche, la machi es quien cumple la función del chamán. Ella es quien ruega a los dioses en la ceremonia del nguillatún y quien sana a los enfermos en el ritual del machitún. Las machis son elegidas por los poderes sobrenaturales, que la enferman gravemente. En sueños le comunican que para mejorarse deberá hacerse machi. En la fotografía se ve a una machi tocando su kultrún al lado de su rewe.
Entre los selk`nam de Tierra del Fuego, los chamanes eran tan poderosos que entraban en un estado de trance tan profundo que podían atravesarse una flecha por el cuerpo sin que les pasara nada o sintieran ningún dolor. En otras ocasiones, cuando el hambre arreciaba a su grupo, el chamán se ponía en lo alto de un acantilado mirando el mar y, cantando sin parar durante dos o tres días, embrujaba a alguna ballena para que varara en la playa. Cuando lo lograba, había comida para muchos días, para su grupo y los vecinos.
Una de las funciones más importantes de los chamanes es la de velar por la seguridad del grupo y la salud de las personas. Son ellos quienes tienen la responsabilidad de curar a los enfermos y la comunidad confía en sus poderes para mantenerse en buen estado de salud. Los chamanes son expertos conocedores de las cualidades y poderes de las plantas. Este conocimiento les permite curar determinadas enfermedades y les permite entrar a la otra realidad, al espacio y tiempo míticos en el que podrán llevar a cabo la curación necesaria. Los chamanes eran muy importantes desde hace mucho tiempo, como lo demuestra esta vasija en que se ve a un chamán Moche del norte del Perú con sus implementos mágicos, listo para comenzar una sesión de curación.
Los habitantes de América durante miles de años experimentaron con las plantas para saber cómo utilizarlas. A través del ensayo y error, es decir, probando las plantas y observando cuáles de ellas comían los animales fueron conociendo para qué servía cada una. Así, descubrieron que hay plantas venenosas, pero que las mismas, si se usan en las dosis correctas, sirven para combatir algunas enfermedades. Descubrieron que algunas tenían grandes propiedades alimenticias, y que otras contenían sustancias capaces de alterar la conciencia y la realidad. Descubrieron que la naturaleza está llena de plantas medicinales, que cada una de ellas sirve para curar distintas enfermedades, y este conocimiento fue transmitido de generación en generación a través de los curanderos, que eran como los doctores actuales.
El quillay es un árbol que se encuentra en forma silvestre en los cerros de la Cordillera de la Costa y de los Andes de la zona central de Chile. Sus usos medicinales eran conocidos por los antiguos indígenas de Chile quienes hacían con él una especie de jabón vegetal que era ocupado para lavarse el pelo. También usaban el Quillay para tratar enfermedades de la piel y para problemas respiratorios como la tos y la bronquitis.
El canelo o Boigue es una planta que durante años ha tenido usos medicinales y mágicos entre los mapuche de Chile. El canelo es el árbol sagrado de los mapuche. Se usa para curar el dolor de estómago, para lavar heridas, para el reumatismo y para problemas de circulación.
En América existen casi 80 plantas que tienen propiedades psicotrópicas, es decir, que alteran la realidad mental de quien las toma. Este tipo de plantas fue muy importante pues estaba asociado al mundo ritual de los dioses y espíritus. Tomándolas, era posible acceder al mundo de los espíritus, comunicarse con ellos, pedir y agradecer. Estas plantas eran tan importantes que en muchos pueblos eran consideradas dioses o enviadas por los dioses. Algunas de ellas son hongos, cactus, lianas, flores, etc. Este conocimiento sigue vigente entre algunos pueblos originarios de América, como los Tarahumara del norte de México, que consumen el cactus peyote.
La farmacéutica moderna, es decir, los remedios que se compran en las farmacias, deben mucho al conocimiento que desarrollaron los indígenas con las plantas. Los principios activos de muchas de éstas y sus propiedades fueron descubiertos por ellos, y luego utilizados de manera moderna por los químicos, en forma de remedios. Los científicos de las grandes farmacéuticas aún recorren el Amazonas y sus aldeas buscando plantas y conocimientos indígenas para aplicarlas en sus remedios.
¿Sabías que con el árbol quillay se prepara una agüita para mejorar la tos y la bronquitis? Es parte de la tradición de la medicina popular, que se basa en el antiguo conocimiento de las plantas, transmitido de generación en generación.
Los indígenas del Amazonas tenían un conocimiento tan detallado y exacto de las plantas que cuando llegaron los botánicos del siglo XX a explorar las plantas amazónicas, quedaron asombrados ante la exactitud de las clasificaciones que los indios hacían del mundo vegetal. Se cuenta por ejemplo, que los indios diferenciaban como dos especies distintas a dos plantas muy similares. Por su lado, los botánicos insistían en decir que eran la misma planta. Años después, un biólogo descubrió que efectivamente, las plantas tenían una composición interna levemente distinta, y que los indígenas tenían razón.
En la región de los Andes, antes de la llegada de los españoles, los pueblos originarios del altiplano tenían conocimientos muy avanzados de medicina. Conocían las enfermedades y podían hacer remedios para aliviar a los enfermos. El mayor logro en este intento por curar a los enfermos fue el desarrollar complejas cirugías. Una de estas operaciones eran las trepanaciones craneanas, que fueron realizadas en la cabeza de los pacientes desde hace más de 2500 años atrás. Esta técnica fue desarrollada posteriormente por los nascas e inkas.
Con cuchillos de obsidiana cortaban el cuero cabelludo y después perforaban el hueso del cráneo llegando así hasta el cerebro. Realizaban la operación y ponían el mismo trozo de cráneo retirado para cerrar nuevamente la cabeza del operado, o lo reemplazaban por láminas de oro que hacían calzar justo con el orificio que habían hecho. De esa forma, lograban salvarle la vida a gente enferma o que había sufrido golpes en la cabeza en batallas o accidentes. El hallazgo de los cráneos operados ha permitido comprobar que las personas seguían viviendo después de estas intervenciones, lo que demuestra lo efectivo de esta medicina prehispánica.