Siguiendo el río Urubamba se llega a Machu Picchu, uno de los sitios Inka más destacados, tanto por su ubicación de difícil acceso, como por el impresionante paisaje de montañas y selvas que lo rodea. La construcción de Machu Picchu comenzó alrededor de 1450, por orden del Inka Pachacuti, y fue usado por poco más de 100 años como lugar de descanso del Inka. Machu Picchu se encuentra construido en la cima de una montaña, a la cual se accedía por escaleras desde el fondo del valle donde se encuentra el río Urubamba.
Grandes y elevadas montañas lo rodean, las que tenían un significado especial en las creencias de los inkas. Desde lugares específicos de la ciudad es posible observar el ciclo anual del sol y otros hitos astronómicos. Cuando en 1532 llegaron los españoles, el Imperio Inka colapsó. Los españoles saquearon todos los sitios en busca de oro, pero Machu Picchu no fue encontrado hasta 1911.
Por mucho tiempo se creyó que Machu Picchu era un lugar donde habían vivido sólo mujeres (las vírgenes del sol). Durante el Imperio Inka algunas mujeres, llamadas Acllaconas, eran escogidas para rendir culto al sol y a las huacas principales, para tejer la ropa del Inka, y para preparar sus bebidas y comidas. Ellas fueron llamadas por los españoles “vírgenes del sol”. Ahora se sabe que Machu Picchu no era un lugar reservado para ellas.
La ilustración muestra un Acllahuasi o casa donde permanecían las mujeres escogidas, con una mujer mayor enseñando a hilar a un grupo de jóvenes.
Los inkas formaron un gran imperio (Tawantinsuyu) entre los años 1200 y 1532 d.C. El Imperio se extendió desde el norte de Ecuador hasta el centro de Chile, incluyendo a Perú, Bolivia y parte de Argentina. El Imperio Inka se destacó por construir ciudades en diferentes tipos de ambientes en los Andes (sierra, costa y altiplano), adecuándose a los terrenos y a sus necesidades. Construyeron centros administrativos, lugares de descanso de la nobleza, sitios militares y religiosos. Éstos estaban conectados por una red de caminos muy compleja que se extendía por más de 5000 kilómetros.
Cuzco fue la capital del Imperio Inka. Su centro se caracterizó por sus finas construcciones, en las que vivían los gobernantes, la nobleza Inka, y los señores provinciales junto a sus familiares. Este sector de la ciudad tenía más de 4000 edificaciones: palacios, altares, templos y edificios estatales. Se estima que en este sector vivían entre 15.000 y 20.000 personas. En los alrededores del centro vivían 125.000 trabajadores y artesanos, que provenían de los diferentes pueblos que los inkas conquistaron.
Algunos investigadores han pensado que el Cuzco fue construido con la forma de un puma, para que este animal velara por la ciudad. En Cuzco se reflejaba la división del imperio en cuatro territorios. Desde ella salían cuatro caminos que conectaban a cada una de las cuatro regiones que conformaban el imperio del Tawantinsuyu.
Desde la ciudad del Cuzco, capital del Imperio Inka, salían cuatro caminos que comunicaban los cuatro suyos o regiones en que estaba dividido el Tawantinsuyu. Esta red de caminos se extendía desde el norte de Ecuador hasta el valle central de Chile, pasando por todo Perú, parte de Bolivia y el norte de Argentina. Además de los cuatro caminos principales, muchas rutas secundarias unían todo el territorio del Imperio, de sierra a la costa, y del altiplano a la selva. Gracias a estos caminos podían circular hacia cualquier parte los ejércitos del Inka, los chasquis o correos, las caravanas de llamas cargadas con productos, y las personas que eran enviadas por el Imperio a trabajar a lejanos lugares. El desplazamiento era realizado a pie, por lo que para ir de un lugar a otro podían demorarse varios días. No cualquiera podía usarlos, y existían guardias que controlaban el desplazamiento de la gente.
El sistema de caminos Inka, llamado en quechua Capac Ñam, fue un elemento fundamental para realizar el plan de conquista de los pueblos y territorios, así como para administrar un Imperio tan vasto y diverso.
Los inkas construyeron edificios con enormes piedras, finamente encajadas, sin herramientas de hierro y sin ruedas. Para realizar sus edificios contaron con mucha gente que trabajaba en las construcciones. Primero se sacaban las piedras de la cantera y se transportaban empujándolas por rampas de madera con la ayuda de rodillos de troncos. Las piedras grandes eran movilizadas con cuerdas, lazos de cuero y lianas. Con grandes piedras-martillo se rompían y se les daba la forma tallándolas, para luego ubicarlas en su lugar por el método de prueba y error. En la construcción de Sacsayhuamán deben haber participado muchas personas, debidamente organizadas. Se ha estimado que 1800 personas equipadas con cuerdas podrían haber transportado una piedra de 100 toneladas desde la cantera, ubicada a varios kilómetros hasta su destino.
Sacsayhuamán es una de las construcciones Inka más imponentes del Imperio, ubicado en un cerro al norte de la antigua ciudad de Cuzco. Está formado por tres muros paralelos zigzagueantes, que en un costado tiene grandes plazas ceremoniales. Los muros son muy altos y fueron construidos con gigantescas piedras, muchas de las cuales pesan casi cien toneladas, que fueron encajadas finamente unas con otras sin ningún tipo de pegamento. Los españoles pensaron que era una fortaleza; otros lo describieron como la “casa del sol” y habría tenido fines religiosos. Pero en realidad no se sabe cual fue su uso.
El Coricancha era el templo del sol y el edificio más importante de Cuzco. Era de fina construcción con piedras talladas, muy bien ensambladas, y sus paredes interiores estaban cubiertas con piedras preciosas. En una pieza especial estaba la imagen del sol y de los principales dioses del Imperio, hechas de oro con piedras preciosas. Había un jardín con representaciones en oro y plata de los animales y plantas que había en el territorio del Imperio. Cuando llegaron los españoles destruyeron este templo y fundieron todos los objetos de oro y plata, para llevárselos a España. Sobre sus ruinas construyeron una iglesia, la que aparece en la fotografía.
Chavín de Huántar (sierra peruana, 1.000- 400 a.C.) fue uno de los principales centros religiosos de los Andes. Era un lugar de culto donde se realizaban ceremonias y ritos para los dioses. Cualquiera que visitara por primera vez este lugar debió haberse impresionado con los templos y las imágenes de animales y hombres fantásticos esculpidos en piedra.
Este centro ceremonial está ubicado en la sierra norte de Perú, en un lugar estratégico, que conecta la selva amazónica con el altiplano y la costa del Pacífico. Se ha calculado que en los pueblos vecinos vivían entre 2000 a 3000 habitantes. A Chavín de Huántar acudía gente de muchos pueblos de la región para participar de los ritos y ceremonias que allí se realizaban. Las personas venían de muy lejos trayendo regalos y tributos al templo. Se han encontrado grandes cantidades de cerámica y bienes exóticos que venían de muy lejos como obsidiana y conchas marinas de Ecuador.
Chavín de Huantar fue un centro ceremonial de gran importancia en los Andes.
A través de las esculturas en piedra, de la cerámica y de los textiles que el pueblo Chavín realizó, los arqueólogos han podido estudiar cuáles eran sus creencias. En las piedras se encuentran dibujos de seres con características de felinos, caimanes, serpientes y águilas. Estos animales tuvieron gran importancia en la religión de este pueblo porque eran fuertes, poderosos, rápidos, y grandes depredadores. Las plantas alucinógenas, como el cactus San Pedro, también aparecen representadas en varias esculturas, y podrían estar relacionadas con los rituales y los chamanes, quienes adquirían en esas ocasiones, algunas características de estos animales.
Uno de los templos de Chavín de Huántar tiene varios pisos, no tiene ventanas ni puertas, y tiene pasadizos o galerías subterráneas llenas de laberintos. No está claro para qué servían las galerías. Es posible que algunas sirvieran para almacenar productos que se llevaban como ofrendas al centro religioso, pero otras pudieron ser las casas de sacerdotes, como fueron los monasterios medievales.
Según otros arqueólogos, la cantidad de canales de ventilación y de drenaje es mucho mayor que lo que el lugar necesita. Es posible que esto fuera para que entrara agua del río a estos canales, y que su sonido se amplificara por las galerías. Así, en las plazas y terrazas del lugar se escucharían grandes ruidos, que podrían ser interpretadas como las voces de los dioses. Se han hecho experimentos en que al correr el agua por los canales se escuchan ruidos que parecen aplausos en vez de agua corriendo.
En Chavín se construyeron varios templos de piedra con grandes plazas hundidas y galerías subterráneas. Los templos fueron adornados con esculturas de piedra y grabados en las paredes que muestran seres fantásticos con características de jaguares, caimanes, halcones, águilas y serpientes. En una de las galerías ubicada al centro del templo principal todavía se conserva una gran escultura de piedra mezcla de hombre y de animal a la que se ha llamado Lanzón. Al parecer esta figura representaba una divinidad importante de Chavín, y sus elementos no humanos han sido interpretados como poderes sobrenaturales.
En Chavín se ven las primeras diferencias sociales de los Andes. Algunas casas tenían bienes importados de otras regiones. A Chavín de Huántar debe haber llegado gente de muchas partes y de diferentes posiciones sociales. Oficiales, artesanos, guerreros, campesinos y peregrinos deben haberse encontrado en este centro.
Entre los años 1200 y 1532 d.C. en la costa norte del Perú, se desarrolló el reino Chimú, quienes fundaron la ciudad de Chan Chan. Esta ciudad fue construida con adobes de barro y tenía una extensión de unos 18 kilómetros cuadrados donde vivían alrededor de 50.000 personas.
En el centro de la ciudad se construyeron 10 ciudadelas amuralladas, con palacios y recintos rectangulares y de muros muy altos, donde vivían los nobles. Muchos de sus muros estaban decorados con relieves de barro con diseños geométricos y figurativos. Estas ciudadelas fueron construidas en distintos momentos. En Chan Chan se construyeron magníficos mausoleos para enterrar a los reyes Chimú. Fuera de las ciudadelas había miles de viviendas y talleres organizados en cuatro barrios, donde los artesanos confeccionaban objetos de metal, cerámica y textil.
Los inkas conquistaron a los chimú alrededor de 1470 d.C., llevándose muchos de los artesanos de Chan Chan a Cuzco. Especialmente valorados fueron los orfebres, que hacían verdaderas obras maestras en metal. Los inkas tomaron de la cultura Chimú algunas de sus costumbres, como la de creer que los gobernantes eran descendientes de los dioses y la distribución masiva de objetos de metal, oro, plata y textiles a los pocos miembros de la nobleza.
Tikal, ubicada en la actual Guatemala en medio de una tupida selva, es una de las ciudades mayas más grandes e impresionantes. En Tikal se construyeron más de 100 edificios y grandes plazas. Se han encontrado tumbas de personas muy importantes, murales pintados, hermosas cerámicas, objetos de jade y conchas. Hacia el año 100 d.C. un grupo de personas vivió en este sitio, y un siglo después desarrollaron la escritura, dejando glifos con los nombres de los gobernantes y su historia.
Dentro de las construcciones piramidales se distinguen templos, edificios religiosos y cívicos. También hay evidencia de lugares residenciales para las distintas clases sociales. Uno de los templos de Tikal tiene una altura de 67 metros, o sea, como un edificio de 25 pisos. Muchos de los edificios estaban hechos sobre construcciones anteriores, y a menudo en su interior se encuentran tumbas de las personas más importantes, como los gobernantes y su familia real. Hacia el año 1000 d.C. acabaron los días de poder y gloria de Tikal y la ciudad es abandonada. ¿Por qué? No sabemos.
En Tikal hay muchas estelas de piedra que cuentan la historia de la ciudad y sus gobernantes. Los mayas desarrollaron el sistema de escritura más completo de América, que les permitió escribir la historia de su pueblo, genealogías, textos médicos, tratados de plantas y animales, calendarios, información aritmética, astronómica y esotérica. Casi todos sus grandes monumentos, pirámides, templos y estelas tienen inscripciones que cuentan la historia de los lugares y sus gobernantes. También escribieron en libros o códices, en vasijas de cerámica o en los muros pintados de los templos.
La escritura Maya está organizada a partir de glifos, símbolos que representan distintos significados. Hay dos tipos de glifos, aquellos que representan objetos del mundo real, animales o lugares, y aquellos silábicos, en los que cada diseño representa una sílaba y una palabra se forma con más de un glifo. Una parte considerable de estos últimos corresponde al lenguaje actual de los nativos de la región, lo que ha ayudado a descifrarlos. Pero muchas de las palabras contenidas en los glifos no han sido descifradas y están en permanente estudio.
Los glifos o signos Mayas se dibujaban en dos columnas, leídas de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo. Cada glifo está representado por una imagen principal y otras secundarias.
Llegar a una ciudad maya debe haber sido un gran espectáculo: vistas, sonidos, y actividades deben haber llenado los sentidos. Los templos y palacios estaban pintados en colores brillantes: rojo, verde, azul, amarillo, y negro. Las plazas tenían grandes monumentos y esculturas, y las fachadas e interiores de los templos estaban decoradas con motivos religiosos, dioses y figuras míticas. En las grandes plazas frente a las pirámides se realizaban ceremonias religiosas en la que había danza, música, y copal (un tipo de incienso). En algunas de las plazas había grandes mercados en los que se comerciaban alimentos, sal, condimentos, hierbas medicinales, pigmentos de colores, herramientas, armas de piedra y madera, ropa, joyas, pescado seco, animales, pájaros exóticos, textiles.
Chichén Itzá es una ciudad Maya-Tolteca habitada hacia el año 1000 d.C. ubicada en la península de Yucatán, en el actual México. En esta ciudad hay templos piramidales, canchas de juego de pelota, grandes palacios y un edificio circular llamado Caracol. En este edificio se hacían observaciones astronómicas a través de sus ventanas, que estaban alineadas con el movimiento de las principales estrellas. Por ejemplo, una de las ellas se encuentra orientada justo hacia la puesta de sol el 21 de marzo, el día que comienza la primavera (equinoccio), en el hemisferio norte. En la parte norte de Chichén Itzá se encuentra El Castillo, una gran pirámide con un templo dedicado a Quetzalcoatl en la parte superior. Había dos grandes fuentes naturales de agua, llamadas cenotes. Una de estas fuentes abastecía de agua a la población y la otra era un lugar sagrado al que acudían peregrinos de muchas partes trayendo ofrendas. En el fondo de este cenote se han encontrado joyas de oro, jade, objetos de cerámica y otros. Pero contrariamente a la creencia popular, en estas fuentes naturales no hay evidencia de sacrificios humanos.
El juego de pelota, llamado Ulamalixtli en la lengua de los mexica es un juego ritual característico de las culturas mesoamericanas, practicado aproximadamente desde el año 1000 a.C. hasta la actualidad. Se han encontrado restos de unas 600 canchas de juego de pelota pertenecientes a las culturas Olmeca, Veracruz, Tolteca, Maya y Azteca. Ellas forman parte del trazado arquitectónico de sus más importantes ciudades y centros ceremoniales.
Desde el punto de vista deportivo, el objetivo del juego era introducir una pelota en uno de los dos anillos que se encontraban a media altura en los muros paralelos de una cancha de forma rectangular. Las pelotas eran fabricadas de caucho, muy sólidas y pesadas y no podían ser impulsadas con las manos, sino que debían ser golpeadas con el codo, antebrazo o cadera. Los jugadores se ponían unas almohadillas de cuero amarradas en estas partes del cuerpo como protección. Cuando un tiro resultaba ganador, los espectadores debían entregar como multa sus ropas y joyas al jugador que lo había realizado. Cuando esto ocurría los espectadores se arrancaban para no pagar y entonces los amigos del jugador corrían detrás de ellos.
El juego también permitía resolver conflictos políticos y bélicos entre los pueblos, y era una importante ceremonia pública, de profundo carácter religioso. Al mismo tiempo, simbolizaba un drama cosmológico entre el sol y la luna, deidades relacionadas a la agricultura de estas sociedades. El juego mismo la lucha cotidiana entre las fuerzas contrarias del cosmos y los sucesos naturales opuestos como la luz y la sombra, el día y la noche, y la sequía y la fertilidad. Se cree que algunas veces el juego de la pelota terminaba con el sacrificio de los perdedores.
En sus comienzos Tenochtitlán, hacia el año 1200 d.C., era una pequeña aldea Azteca construida sobre una isla en el lago Texcoco, donde se encuentra la actual Ciudad de México. La ciudad fue creciendo a medida que el pueblo Azteca fue ganando poder, hasta llegar a ser una de las más grandes de su época.
En el centro de Tenochtitlán, sobre la isla original, se encontraba el gran recinto cerrado donde se construyeron los principales templos, el palacio del emperador, la cancha de juego de pelota, el mercado y otras construcciones oficiales. A su alrededor se encontraba todo el resto de la ciudad, sobre lo que en algún momento había sido el lago.
A medida que la ciudad fue creciendo, no hubo más espacio en la isla. Para que pudiera crecer tuvieron que drenar el lago, o sea, sacaron el agua, o construyeron directamente sobre el agua, usando la técnica de las chinampas. La ciudad era una red de canales, y la gente se transportaba de un lugar a otro en canoas.
Para resolver el problema de la escasez de tierras de cultivo los aztecas construyeron chinampas sobre el agua. Primero se armaban grandes balsas de madera sobre un lago, y se rellenaban con barro y ramas. Luego esta construcción se anclaba al fondo plantando árboles en sus esquinas. Esta especie de isla se rellenaba con tierra y sobre ella se sembraba. Las chinampas eran muy fértiles y permitían el cultivo de maíz, porotos, calabazas, tomates y flores. Entre una chinampa y otra se dejaban canales para el paso de las canoas.
A la llegada de los españoles la pirámide principal de Tenochtitlán se elevaba unos 60 metros, desde donde se veía toda la ciudad, el lago y los alrededores. Los españoles construyeron sus edificaciones sobre la ciudad, cubriendo la pirámide. Durante el siglo XX se realizaron excavaciones arqueológicas en el mismo centro de la Ciudad de México, y se descubrió la gran pirámide.
La gran pirámide de Tenochtitlán era el centro de la ciudad. La pirámide estaba construida con cuatro plataformas superpuestas y dos de escaleras para acceder a su parte más alta. Sobre la cuarta plataforma se encontraban los altares dedicados a Tlaloc, el dios de la lluvia, y Huitzilopochtli, el dios de la guerra. En este lugar se llevaban a cabo las ofrendas y los sacrificios humanos. Fuera del centro ceremonial estaban los palacios, los colegios militares, altares y un campo para el juego de pelota.
Teotihuacán fue construida en el altiplano central de México, varios siglos antes de los aztecas. Aproximadamente hacia el 600 d.C. vivían en ella entre 125.000 a 200.000 personas, siendo en ese tiempo una de las ciudades más grandes del mundo.
La ciudad tenía cientos de templos dedicados a diferentes dioses, así lo indica su nombre en idioma nahuatl, “lugar donde habitan los dioses”. A su avenida principal se le ha llamado Calle de los Muertos, con dos grandes plazas. Una de ellas debió haber sido el mercado de la ciudad. La pirámide más importante es el Templo de Quetzalcóatl, llamado así por la cantidad de serpientes emplumadas que la decoran.
Había alrededor de 2000 viviendas, en cada una de ellas habitaba más de una familia, generalmente con un patio central con un altar. La ciudad estaba dividida en barrios.
La gente más pudiente e importante vivía en los palacios, éstos eran los gobernantes y sus familias, los sacerdotes, los oficiales militares y los grandes comerciantes. Luego estaban quienes tenían las mejores casas, donde vivían ingenieros, artesanos maestros, artistas, comerciantes y oficiales de menor rango. Por último, el resto de la población, que eran en su mayoría artesanos, campesinos y trabajadores, vivía en las casas más simples, en los bordes de la gran ciudad.
Alrededor del 700 d.C. la ciudad de Teotihuacán fue destruida. Primero se destruyeron los palacios y otros edificios públicos. Muchas de las residencias fueron quemadas y otras fueron abandonadas en poco tiempo. Algunos sectores de la ciudad se siguieron ocupando, pero el rol comercial, religioso y político de la ciudad se perdió. ¿Quién destruyó la ciudad? ¿Por qué? No se sabe. La destrucción de Teotihuacán es una de las grandes interrogantes en la arqueología mesoamericana.
En Teotihuacán se han descubierto cientos de talleres artesanales. La mayoría estaban dedicados a producir objetos de obsidiana, aunque también había para fabricar cerámica, y joyas de jade y conchas. Además debieron existir talleres para fabricar otros objetos como textiles de algodón, cestería, cuero, objetos de madera y plumas, pero no se han conservado muchas evidencias de ello, pues el tiempo y el clima se han encargado de destruirlas.