Los pueblos andinos utilizaron algodón y lana de camélido para sus tejidos. El algodón es una planta que se ha cultivado desde hace miles de años y que se ha utilizado para tejer.
Las lanas de llamas, alpacas y vicuñas también han sido usada por los andinos desde hace miles de años. La lana de vicuña era la más fina, luego la alpaca y por último la llama. Los inkas utilizaron también otros animales en sus tejidos. ¡Imagínate que el rey Inka usaba trajes tejidos con pelos de murciélagos, considerados muy finos y exclusivos!
Hilar es el proceso para obtener un hilo largo y fuerte. Primero se corta el pelo del animal, del que se obtienen vellones. Éstos se van torciendo usando un palo delgado, llamado huso, formándose hebras finas, que se van uniendo unas a otras, obteniéndose así una fibra larga. En los Andes, desde tiempos antiguos, las niñas pequeñas hilaban mientras cuidaban a sus animales.
En los Andes se han encontrado algunos costureros precolombinos hechos en fibra vegetal, con todos los implementos para hilar: husos, lanas y agujas de cactus. Es muy difícil que estos costureros se conserven debido a que están hechos de materiales vegetales, que sólo se mantienen en condiciones muy secas. En la foto vemos uno de ellos que fue encontrado en la costa central del Perú.
Estudios antropológicos en las actuales comunidades andinas han descubierto que los diseños de los tejidos tenían distintos significados y transmitían ideas, conceptos y situaciones. Eran un tipo de escritura que ayudaba a recordar ciertos hechos, y que se transmitía de generación en generación. Algunos motivos registran ideas referentes a la cosmología y a la historia mítica, y los colores tienen distintos significados.
Este tipo de estudios han sido hechos con los textiles de las comunidades Mapuche en el sur de Chile, Tarabuco y Jalq’a, en los Andes bolivianos, y Q’ero de la sierra peruana. Por ejemplo, en el axsu Jalq´a que aparece en la fotografía predominan tonos poco contrastados que aluden a la humanidad que existía antes de la aparición del sol. Además hay seres fantásticos como aves con cuatro patas o seres con un solo ojo que tienen en su interior otros animales. Estos seres también están relacionados al pasado mítico y los Jalq´a creen que son sus descendientes directos.
Uno de los descubrimientos más espectaculares de los Andes centrales fue hecho en la Península de Paracas, costa sur del Perú en 1925. Allí se encontraron 429 momias pertenecientes a la cultura Paracas (700 – 100 a.C.). Cuarenta de ellas estaban enterradas envueltas en mantas, túnicas, turbantes, tocados y otras prendas, todas muy bien decoradas y de muy fina manufactura. Se cree que hacer estos textiles tomó miles de horas a quienes los tejieron. Los textiles paracas son considerados los más sofisticados de los Andes.
Eran elaborados con diseños llenos de colores y representaban temas sobre su sociedad y el medioambiente en que vivían.
El tejido de la fotografía es un fragmento de un manto que envolvía a una de las personas que se encontró en Paracas. Las figuras que aparecen en el manto son orcas con manos y pies de humanos. ¿Qué tiene cada orca en sus manos?
Una cabeza humana con el pelo colgando. ¿Has visto este motivo de cabezas humanas en otras representaciones precolombinas? Búscalas en este sitio.
En los Andes precolombinos, el tejido se desarrolló antes que la alfarería, la agricultura y la vida aldeana. Hace 5000 años se comenzaron a utilizar el algodón y las fibras de los camélidos andinos, como la llama y la alpaca, para la confección de los primeros textiles.
En un inicio, los tejidos eran hechos, utilizando técnicas de enlazado, trenzado y anudado, con simples diseños y del color natural de la fibra ¿Haz hecho alguna vez una trenza? Sólo necesitas lana y tus manos.
La experiencia de cruzar hilos de urdimbre (verticales) y de trama (horizontales) en una misma tela y la búsqueda de nuevas técnicas decorativas, condujeron a la invención del telar, alrededor del 3000 a.C. Con el uso del telar los textiles se volvieron más sofisticados y fueron decorados con una variedad de diseños geométricos y figurativos de mucho colorido. Uno de los primeros telares fue el de cintura, construido con dos palos, uno de los cuales va amarrado a un cinturón que pasa por detrás de la espalda del tejedor. El otro palo se amarra a otro soporte como un árbol o una estaca clavada al suelo. Con el tiempo, fueron surgiendo distintas y complejas técnicas decorativas, y una mayor cantidad de colores y diseños, llegando a ser la artesanía textil una producción muy especializada y de extraordinaria calidad, convirtiéndose en un arte y una actividad que fue ocupando todos los espacios de la vida de estos pueblos.
En muchas comunidades andinas aún se conservan las antiguas técnicas textiles. Las mujeres y niñas andinas cuando salen a pastorear sus llamas, aprovechan de hilar lana en husos que manipulan mientras caminan con sus animales. Luego tejen sus vestidos y bolsas con las mismas técnicas que usaban sus antepasados. Poco a poco, los materiales naturales con que eran hechos los textiles han sido reemplazados por materiales sintéticos, de colores fuertes y chillones.
En la foto se ve a una tejedora quechua del valle del Urubamba, Perú, haciendo una faja en un telar de cintura.
El telar permite fijar un sistema de hilos verticales (urdimbres) entrelazado con hilos horizontales (trama), que hace posible combinar hilados de diferentes densidades, colores y materiales, generando diversas estructuras de tejido y complejos diseños.
En la costa del Perú se utilizó principalmente el telar de cintura, tejiendo en él paños de largas urdimbres. En la sierra, en cambio, predominó el uso del telar horizontal y fijo al suelo, muchas veces más ancho que largo, permitiendo el trabajo simultáneo de varios tejedores en una misma prenda.
En el textil de la fotografía se aprecia un muestrario textil de la cultura Chancay (1000 – 1430 d.C.), con distintos diseños, técnicas y colores que se podían utilizar en los tejidos. Se cree que el tejedor hacía este muestrario para ofrecer distintas alternativas de su trabajo.
(La imagen que hay es demasiado pequeña)
Los textiles fueron muy importantes para los antiguos andinos. Sirvieron como prendas de vestir, como objetos simbólicos en ceremonias, como objetos de carácter político, y como elementos distintivos de un grupo. Durante el Imperio Inka los textiles fueron utilizados por el estado como símbolos de estatus, como regalos políticos y como ofrendas en los sacrificios y entierros de personajes importantes. En todas las ceremonias las telas eran regaladas, ofrecidas o intercambiadas.
Los inkas realizaron dos tipos de tejidos. Los tejidos finos llamados cumbi, eran hechos de lana de alpaca o vicuña por mujeres consagradas especialmente al oficio de tejedoras del Inka. A algunos de ellos se les agregaba pelos de murciélago, vizcacha o chinchilla. Las telas cubiertas con plumas, láminas e hilados de oro y plata también eran consideradas en esta categoría. Los textiles cumbi incluían además del vestuario, grandes telas para cubrir los edificios importantes o para ser usados como alfombras. El otro tipo de tejido era llamado awasqa, y eran mucho menos finos, realizados y usados por la gente del pueblo.
Las túnicas o unkus que usaban los hombres de la nobleza y las autoridades del Imperio Inka se decoraban con diseños geométricos llamados tocapu. Los tocapu, a través de sus diseños, entregaban información o mensajes. Se han identificado veinticuatro tocapu diferentes cuyos significados, en su mayoría, se desconocen. Uno de estos tocapu, aparece en una túnica roja con diseño ajedrezado blanco con negro, aparece en los trajes de guerra de los jefes militares, y podría significar que quien lo usaba estaba peleando para conquistar territorios para el Imperio. Muchas de las figurillas que se han encontrado en los santuarios de altura tienen túnicas con estos diseños.
Después de hilar, los andinos podían tejer con fibras de colores naturales: blancos, beiges, grises y cafés. También podían teñir las fibras con plantas, insectos, moluscos y minerales y después tejerlas. Así podían obtener más de cien colores distintos.
Generalmente teñían las lanas, pero también teñían las telas una vez tejidas. Una de las maneras de teñir una tela era usando la técnica llamada teñido de amarra. Ésta consiste en tomar una tela de color natural, amarrarla y luego teñirla. Las partes que fueron amarradas quedan del color natural, y el resto queda teñido. Esta técnica fue usada por los tejedores de la cultura Nasca, de Arica y de Atacama del norte de Chile, entre otros pueblos precolombinos.
El felino y el cóndor fueron animales importantes en las culturas andinas precolombinas y se representaron en distintos soportes, siendo el textil uno de ellos. Mira con atención este tapiz Wari (550 –1000 d.C. ). ¿Ves algún animal? Si te fijas arriba, en el centro, verás dos cabezas enfrentadas, si sigues el cuerpo de estas figuras verás que son dos felinos rectangulares, cuyas partes posteriores se transforman en alas. Pero esto no es todo. En el interior de los cuerpos de los felinos hay peces y también cabezas de cóndor invertidas. Las caritas humanas que se ven en la parte inferior representan cabezas cortadas.
Este textil fue pintado hace más de 3.000 años, y es probable que sea una de las pinturas sobre tela más antigua de los Andes. Para realizar este textil, primero se tejió en algodón de un solo color, y luego se le aplicó pintura. Mira con atención este textil y verás a un hombre con características de felino. Sus pies, su boca y sus dientes son de jaguar. También se ven serpientes que cuelgan sobre su cabeza y desde su cintura. Esta combinación de hombre-jaguar se encuentra también representada en esculturas y grabados de piedra de la cultura Chavín, lo que nos hace suponer que este personaje formaba parte de las creencias de esta cultura. El hombre-jaguar aún existe en algunos rituales de pueblos amazónicos, en que los chamanes adquieren la forma y poderes de este animal.
Este tapiz Chimú (1200 – 1532 d.C.) probablemente formaba parte de un gran mural, que colgaba en algún templo o palacio. La figura principal es un enorme pelícano que es llevado en andas por varias aves pequeñas. En los Andes las personas importantes también eran llevadas en andas, por lo que este textil podría representar las diferencias de clases y la jerarquía del reino Chimú. Además, el pelícano lleva en su pico un pez y los restos de un pescado en su vientre. Las aves pequeñas también muestran peces, algunas en el vientre y otras en el pico.
Durante la dominación Azteca las ropas de cada pueblo del Imperio tenían sus propios diseños, tejidos, bordados, teñidos y pinturas. Éstas indicaban el lugar de origen y la posición social de cada individuo. Los diseños de los trajes aztecas eran en general geométricos, aunque algunos estaban bordados con motivos de la flora y la fauna local. La ropa era generalmente hecha de maguey, que era un material vegetal duro y poco confortable, pero con las técnicas de tejido lograban que se convirtiera en prendas flexibles y delicadas. Los mesoamericanos además usaban el algodón desde los tiempos de Teotihuacán (1 – 600 d.C.) y quizás antes, aunque no se han conservado muchos registros debido a la humedad de gran parte de la región. Si hubieran existido camélidos como en los Andes, seguramente los pueblos mesoamericanos habrían utilizado sus fibras como lana.